sábado, 30 de octubre de 2010

Curar el dolor.

No es mas que curar una costumbre incorrecta.


Saludos cordiales.

Me siento muy gustoso de nuevamente enfocar un tema de mucho interés.
El Dolor.

"El dolor, por supuesto, es una experiencia subjetiva, variable y muy personal que implica mucho más que una simple reacción a los daños" (1)

El dolor no es mas que otra costumbre.
El dolor es producto de la falta de conectividad entre ciertas regiones del cerebro. Entre el área que recibe el impulso eléctrico de la parte afectada y el tronco encefálico.
Esta conectividad está determinada y es inversamente proporcional a la identificación que la persona tiene con el evento que supuestamente le produce dolor, por lo que " las personas que tienen más probabilidades de estar ansiosos o vigilantes sobre el dolor, presentan una menor conectividad en general, entre estas regiones del cerebro". (1)




Es decir mientras mayor preocupación mas dolor.
Por aquello el dolor depende del tipo de carácter de la persona misma.
Al ser de ésta manera, se explica el cómo un individuo frente a una situación extrema se "olvida" del dolor y puede realizar milagros.
Muy al contrario, las personas que acostumbran a su cerebro a ser el receptáculo del dolor, ante cualquier situación estarán "llamando" al sentimiento que los perjudica.
Importante lo anterior ya que la "memoria del dolor" es permanente así como es permanente el carácter del humano común.

Pero...

Si un individuo quiere abandonar el habitáculo del dolor, quier salir del círculo vicioso del dolor, debe empezar por cambiar sus estados de consciencia.
Si el dolor es una costumbre incorrecta, la salud es una correcta costumbre.
Para ello se deben cambiar los patrones de conducta del dolor y ubicar en nuestro ambiente psicológico la semilla de la salud.

Práctica:

  • Invocamos a nuestra Bendita Madre Kundalini y le pedimos que desintegre la costumbre de sentir dolor en cierta parte de nuestro cuerpo.
  • Pedimos a nuestro Señor el Cristo que ubique en nosotros la salud.
  • Damos gracias infinitas.

Atentamente
Erick Bojorque

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