Cada yo es la manifestación de un defecto.
"Si pensamos en cada yo como una persona diferente, podemos aseverar en forma enfática lo siguiente: Dentro de cada persona que vive en el mundo, existen muchas personas"
SAMAEL AUN WEOR (1)
El ego, los yoes, la multiplicidad que vive en nuestro interior psicológico, busca, de cualquier manera el perpetuarse.
El ego es el prestidigitador que nos engaña de momento en momento.
El ego es el estafador que embauca nuestros sentimientos y pensamientos.
Lo principal para el ego es alimentarse con la identificación de la persona en la vida diaria.
Para ello, engatusa a la mente y multiplica los deseos de nuestras emociones.
Uno de los artificios que el ego utiliza es lo superlativo.
Frases como:
La estupidez humana no tiene límites...
Esta pereza me mata...
No puedo con ésta lujuria...
Me muero de deseo...
Arrogancia sin límites...
Ansia que llega al cielo...
El trabajo es primero...
No resisto éste dolor...
Esta ira me supera...
Soy impaciente con la mediocridad...
Me derrumba la presión...
No puedo negarme...
Es irresistible...
La oportunidad de mi vida....
Es un temor mayúsculo...
Me ciega la emoción...
No pude resistirlo...
No soy yo, cuando hacen eso...
Me hierve la sangre...
No soporto...
Que impotencia maldita...
Ubican al ego en una situación de autoridad ante nosotros.
Situación de autoridad que aceptamos sine qua non.
Situación de autoridad que de manera bizarra nos mantiene dormidos.
Situación de autoridad dañina y enviciante.
No existe tal superlativo.
No existe tal grandeza.
No existe tal engaño.
Al defecto, al yo, al ego, momento que se lo descubre, se le van las alas y se le ve exactamente como es: una sombra, una falencia, un error.
Al comprenderlo, no queda mas que reírnos de su falaz artimaña.
Con la ayuda de la Madre Divina...destruirlo, eliminarlo, desintegrarlo y reducirlo a polvareda cósmica con alquimia.
Atentamente
Erick Bojorque
(1) SAMAEL AUN WEOR. Tratado de Psicología Revolucionaria. Página 56
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