jueves, 1 de octubre de 2015

Atisbos de la Esencia interior..!

La esencia, la chispa divina, como dice el Maestro Samael Aun Weor es lo más hermoso en nosotros, es aquello desconocido de instante en instante, nuestra preciada verdad, aquello que sabe ¿quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos?; es decir la solución a las preguntas básicas de la vida, del existir. Los seres humanos pensamos que sabemos quienes somos pero gozamos de un individualismo imposible de sobrellevar que ciega nuestra percepción y nos invalida emocional, mental, volitiva y espiritualmente. Dada la estructura psicológica de las personas impuesta por años y años de formación institucional e institucionalizante, se hace muy difícil acceder a la esencia que ha quedado embotellada como dice el Maestro entre los múltiples deseos, pensamientos, quereres y anhelos que hemos formado. Ya ni siquiera sabemos que somos individualistas y que necesitamos de los demás para sobrevivir siquiera. El maestro pone un ejemplo muy interesante en el que dice se "ubique a una de esas personas de esas que se cree muy importante", parafraseando, en el medio del desierto del Sahara para ver lo que hace. Resulta que al poco tiempo nos daremos cuenta de lo débiles que somos los humanos y nuestra nadidad como individuos, completamente dependientes de los demás pero enteramente indiferentes a ello. La Esencia es simplemente en nuestra condición algo desconocido y hasta olvidado.











Pero, un pequeño análisis deductivo nos permite descubrirla y encontrar sus atisbos.

Tomando nuevamente las palabras del Maestro cuando expresa que la esencia se manifiesta y crece en los niños hasta los cinco años, edad en la que los yoes psicológicos empiezan a tomarla y embotellarla, al formarse la personalidad del niño hasta los siete años; podemos deducir fácilmente cuáles serían esos asomos de nuestra querida verdad particular o esencia, en ciertos eventos comunes para todos.

Podemos entonces hacer un listado de tales eventos en los que la esencia se mira descubierta y que son el fiel reflejo de lo que un bebé hace al percibir el mundo y que los mayores podemos hacer y que lo hemos hecho siempre pero sin consciencia de ello, por cuanto resulta dicho listado de la percepción sensorial de los cinco sentidos, el más cercano de los instrumentos cognoscitivos del ser humano, tan cercano e instructivo tanto para un bebé como para un genio aeroespacial. Los cinco sentidos físicos permiten ese maravilloso contacto heurístico entre lo que vivimos y lo que somos. No hay necesidad de grandes reglas y sacrificios, de entrenados conocimientos o difíciles parábolas. La esencia puede ser descubierta en ellos al ser usados en recuerdo de sí, sin identificación ni apego.

Entonces podemos ver los atisbos de la esencia cuando...

Observamos con asombro un evento desconocido...
Observamos con atención sin perder un detalle...
Observamos para aprender...
Observamos algo que es hermoso...
Simplemente observamos sin sentir, ni pensar, ni querer, ni anhelar.

Cuando...

Respiramos profundamente para percibir un aroma...
Percibimos el aire que ingresa en nosotros...
Olemos algo que nos sorprende...
Se detiene el aliento ante lo desconocido...
Estornudamos por sorpresa...

Cuando...

Escuchamos hasta el último detalle...
Escuchamos y volteamos para hacerlo mejor...
Escuchamos nuestro cuerpo...
Escuchamos con deleite...
Escuchamos para aprender...

Cuando...

Tocamos algo que nos desconcierta...
Nos acercamos para tocar...
Besamos lo amado...
Aprendemos tocando...

Cuando...

Comemos con alegría...
Gustamos algo divertido...
Saboreamos con atención...
Sacamos la lengua...


La esencia adviene en cualquier instante de estos a nosotros con la simpleza de un rozar de manos, de una brisa de esquina, de un latir del corazón, cuando ha quedado libre su manifestación y es dueña del alma que le pertenece.



Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño


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