¡Por que somos legión!
Lucas 8:30
LUJURIA (1)
RECATO
Saludos cordiales.
El impulso sexual es maravilloso.
El impulso sexual crea.
Con el impulso sexual se cristaliza lo material y lo espiritual.
El impulso sexual da vida en lo físico y en lo interno.
El impulso sexual consumado deviene en un cuerpo físico.
El impulso sexual transmutado deviene en los cuerpos internos del alma.
Lastimosamente para nosotros, la humanidad doliente, el impulso sexual está administrado de manera incompetente por la lujuria.
La Lujuria y su incapacidad convierten al impulso sexual en deseo animal.
El deseo animal adviene en defectos intrascendentes y destructivos como la fornicación, la masturbación, el boyerismo, el adulterio, la pornografía, la glotonería, la dependencia, los múltiples romances, etc.
Todo el torrente de energía sexual que la naturaleza tiene a bien brindarnos, la lujuria la gasta y derrama de manera impune y devastadora.
Diferente es el Recato.
El Recato es una virtud, que como todas, se encuentra embotellado en los defectos, en la legión, en la lujuria.
Al liberar la virtud, esta se asemeja a un hermoso niño, la esencia, que debe crecer y convertirse en un resplandeciente ángel.
El pudor, la decencia, el decoro, la castidad, confieren al ser humano la habilidad para transformar, para transmutar su energía sexual en belleza, inteligencia, fortaleza, valor, auto dominio, gallardía, honestidad, sinceridad y compromiso en nuestra relación sentimental, etc.
Importante es definirse por el administrador adecuado.
Práctica:
- Pedimos a la Divina Madre Kundalini elimine de nuestra naturaleza el defecto de la lujuria que administra de manera incompetente nuestra energía sexual.
- Pedimos a Nuestro Señor el Cristo que inunde nuestro corazón con el RECATO, el correcto administrador de nuestra maravillosa energía sexual.
- Damos gracias
Atentamente
Erick Bojorque
Al Maestro SAW
¡Gracias Infinitas!
Todo lo correctamente expresado en éste artículo, es producto de la sabiduría del V.M. SAW.
(1) Ninfas y sátiro de William-Adolphe Bouguereau (1873).
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