Saludos cordiales.
Es una práctica maravillosa para nuestra alma.
No se requiere
de las incómodos situaciones del "perdón tradicional".
Se puede proyectar
dicha energía sobre eventos, circunstancias, personas, vivas o ausentes.
La
frescura que resulta de tal ejercicio es indescriptible.
Nunca se ha sabido de alguien que se haya enfermado porque alguien lo resentía...!
Los hospitales están llenos de agonizantes, que
jamás perdonaron...!
Atentamente
Erick Bojorque
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